top of page

UNA CHARLA DE CORAZÓN A CORAZÓN

—¿No tienes celos de mí para nada?

—No. ¿Por qué los tendrías?

—Lo dices como si pudieras controlar todas tus emociones.

—No, a veces no puedo. Soy humana.

—¿Entonces por qué no tienes celos? ¿No me amas?

—Si eres mi persona, aunque te vayas, volverás.

—¿Cómo puedes estar tan segura?

—No puede ser de otra manera.

—Vale. ¿Pero qué hay del apego, del hábito? Si me voy, ¿no te hará daño?

—Aún no lo has entendido: el amor no tiene nada que ver con el hábito. Y sí, me dolerá... por un tiempo. Pero me lo recordaré: si eres el indicado, estaremos juntos pase lo que pase; si no, ¿por qué debería enfadarme?

—¡Para ti es todo tan sencillo!

—La vida es mucho más sencilla de lo que la gente la pinta. Y el indicato significa alguien que ama. Si no, entonces no necesito nada de ti.

 

—¿Pero no te da miedo a veces estar sola?

 

—Estar solo no da miedo, pero sentirse solo sí. La verdad es que todos nos movemos hacia alguna parte, a veces acelerando, a veces desacelerando.

 

—¿Y si esto continúa toda la vida? Encuentros, despedidas... Y luego, soledad.

 

—Pero incluso esto llegará a su fin algún día. La cuestión no es dejarlo todo en manos del Universo (aunque sería más correcto decir Dios, después de todo, Él creó este Universo para nosotros). La cuestión es confiar en el Ser Supremo: no te enfades, no te enfades, ¡sigue viviendo y regocíjate! Haz todo lo que esté en tu mano para ser feliz.

 

—¿Y qué deberías hacer, en tu opinión?

bottom of page